jueves, 27 de mayo de 2010

Historias de Mi Niñez I

Las Travesuras de mi Hermano Luis: La Moneda
Se la trago pero a pesar de todo lo quiero



Hola a todos mis queridos fans, lectores, lechers, pajeros, zampones y demás psicópatas, ¿como están? Yo he estado regular. Afortunadamente con pocos sobresaltos, he podido dormir bien algunas veces y el recuerdo de mi madre poco a poco va desapareciendo. Según mis psiquiatras una señal positiva pero no lo sé pues de vez en cuando aparece violentamente y con mucha fuerza como un estrés postraumático y todo mi cuerpo se estremece y tiembla en especial mis manos las cuales se mueven como aquel día en que sujetaron el puñal con que mande al diablo a la infeliz de mi vieja que en el infierno se este quemando y achicharrando en uno de los más hondos pozos de este y que de ahí jamás salga. Buena las pocas veces que he tenido esa experiencia han sido experiencias bien fuertes y terribles que a veces me hacen sentir más odio y cólera por mi mamá y todo el daño que me hizo, haciendo que quiera borrar todo recuerdo de ella, tanto así que si yo no hubiera estado detenida y encarcelada durante su entierro hubiera ordenado que la entierren boca abajo, bueno ya después tendré tiempo de profanar su tumba sacar su cadáver podrido, quemarlo y echar sus cenizas al río Rimac para que ahí se pierdan esperando que en el día del Juicio Final jamás se levante de entre los muertos. Pero bueno ya tendré tiempo de hacerlo por ahora no quiero hablar más de eso y ya después les contaré esas cosas en otro momento. Ahora deseo compartir con ustedes algunos recuerdos de mi niñez que estuvieron marcados por la grata presencia de mi hermano Luís a quien quiero mucho a pesar de todo lo que haya hecho, ser un terrible y rastrero enemigo, un cuchillo hacia mi, un misil dirigido hacia mi por mi tía así como también un gilipollas sin remedio que aprovecharía la más mínima ocasión para rajar en televisión de mi y mi papá.

Muchos de ustedes tal vez no han podido sentir el amor que puede sentir alguien por un hermano. Mi hermano fue todo menos un hermano, fue para mi un judas, un gilipollas, un robot controlado por mi mamá y después y hasta ahora controlado por mi tía; sin embargo, a pesar de todo eso, a pesar de sus traiciones, de sus rajes, de sus gilipolleces, de sus perradas y demás niñerías no puedo evitar sentir un sentimiento de amor fraternal hacia él. Algunas veces lo he visto y aunque he sentido dentro de mí un sentimiento muy calido hacia él, un sentimiento que derrite muchas veces el hielo que se formó dentro de mí después de la muerte de mi mamá y que me hace sentir que todavía hay esperanza para alguien como yo; no me le acercó pues el lastimosamente no desea saber nada de mí ni de perdón y me ve con una frialdad que puede ser como el odio, pero no puedo culparle pues yo odie con más fuerza a mi mamá que con la fuerza que el me odia a mí. No creo que me odie pues en sus ojos no he visto esa fuerza pero se que esta muy enojado conmigo y no va a perdonarme. El no tiene la fuerza para odiar pues no ha sufrido tanto, pero aunque quiera acercarme y volver con él a ser hermanos y junto con mi papá volver a ser familia no tengo muchas esperanzas en pedir perdón pues de nada sirve pedir perdón cuando no vas a ser perdonado. ¡Si alguien lo ve dígale que lo quiero mucho y que haría lo que fuera por volver a ser con él familia!

Pero bien, volviendo con el tema. Estuve haciendo limpieza en mi casa y me encontré algunas cosas que mi mamá guardaba como recuerdo de las travesuras de mi hermano y recordé todos los gratos incidentes que mi hermanito Luis hizo de chiquito en sus travesuras. Lo primero que encontré fue una vieja moneda de un Intí, una moneda que el gilipollas se tragó y puso de patas arriba a mi mamá y a mi papá. Bueno esta es una de dos o más historias que les contaré y espero que la disfruten tanto como a mi me hace disfrutar y sentir bien así como también me hace sentir cariño y amor por mi hermano Luís.

Érase en ese tiempo en primer gobierno de Panzón García y la inflación era la muerte. Tendría en ese tiempo mi hermano dos o tres años y mi mamá y mi papá aun tenían poca experiencia como padres. En ese tiempo aun circulaban los Intis y un buen día regresando en la noche con mi mamá de haber paseado por el centro comercial arenales, cuando aun no se había llenado de animes y tiendas por el estilo, me encontré debajo de la cama un billete de 10 Intis nuevo. En ese tiempo ni Luis ni yo sabíamos mucho del valor del dinero pero Luis muy celoso de mala forma me lo pidió. -¡Dámelo! El engreído gritó. Y como no se lo quise dar y no tenía por que dárselo se fue a buscar a mi mamá – ¡Mamá dile a Giuli que me de ese billete! Dijo el gilipollas peor que Kiko a su mamá. Mi mamá que me había visto encontrar el billete le dijo: ¡Hijito no se lo puedo quitar por que es de ella! Y el engreído no conforme con eso se fue a buscar a mi papá que recién había llegado de la universidad. ¡Papá la Giuli me ha quitado mi billete! Dijo llorando el gilipollas y mi papá inmediatamente fue y me quito el billete y se lo dió. Sin embargo, le avisé a mi mamá y esta le dijo y cuando mi papá se enteró le quito el billete, me lo regresó y encima lo sonó por mentiroso al gilipollas de Luís. Todo eso me vacilaba. ¡Encima mentiroso! Dijo mi papá Acto seguido el gilipollas se quedó llore y llore, llore y llore pero el chibolo cuando lloraba no se quedaba en un sitio iba de frente a mi mamá y le hacía el berrinche a ella. ¡Tú no me entiendes! ¡Cariñame! Entre otras cosas a mi mamá le gritaba el gilipollas a mi mamá y mi mamá cansada del berrinchoso lo volvió a sonar. Para mi era un mate de risa. Mi hermano otra vez llore y llore, llore y llore en frente de mi mamá tanto así que mí mamá ya cansada empezó a consolarlo –Cholito no llores ¡Mira yo te voy a dar todo esto! Dijo y le dio su monedero lleno de monedas con tal de que se calmara. No se lo iba a dar realmente, pensaba después quitárselo cuando se durmiera pero lo puso en sus manos con tal de tenerlo callado al escandaloso de Luis. Cuando hizo eso Luis se quedó más tranquilo dejó de llorar y con el monedero de mi mamá en sus manos subió las escaleras junto con ella y después me sacó en cara ¡Tu solo tienes eso y mira cuanto tengo yo! Me dijo, acto seguido bajando las escaleras con mi mamá quiso contar las monedas sobre su pequeña mano. Abrió el monedero que estaba bien lleno y quiso vaciar las monedas sobre su otra mano para contarlas pero como eran tantas lo que pasó es que todas las monedas del monedero se le cayeron en la escalera y se fueron por todos lados. Mi mamá se asó y lo volvió a sonar. Yo me mataba de la risa y mi hermano otra vez llore y llore, llore y llore. Tanto lloró mi hermano que se orinó y mi mamá tuvo que cambiarle los pañales; sin embargo, el gilipollas no escarmentaba y sin que mi mamá se diera cuenta, mientras le cambiaba los pañales a Luis, Luis le metió la mano al bolsillo a mi mamá y le sacó una moneda de un Inti con la que se puso a jugar. La sujetaba con sus manos sobre su boca y jugaba con ella. Mi mamá cuando lo vio en ese plan se dio cuenta y le grito de improviso -¡Oyeeeee! Le dijo mi mamá con una voz muy molesta. El grito de mi mamá sorprendió de improviso a mi hermano y este se asusto de tal forma que la moneda se le callo directo de las manos hacia su boca y atorándosele en la garganta. Cuando mi mamá se dio cuenta fue un mate de risa. Yo me cagaba de la risa pero mi mamá molesta y preocupada al extremo me dijo - ¡Callate! Mi mamá agarró a Luís como Don Ramón al Chavo cuando creía que este se había tragado el micrófono. Con Luís entre sus manos -¡Luís bota! le decía. Era para matarse de risa mi mamá a Luis le abría la boca y trataba de extraerle la moneda de la garganta, le daba golpes en la espalda, mi mamá podía ver la moneda en su garganta pero por más que trataba de sacársela no podía. Luis estaba en un estado que no lloraba ni hablaba. Mi papá estaba muy tranquilo viendo su televisión, pero cuando mi mamá agotó todas las formas en que trató de sacarle la moneda de la garganta a Luis despabiló a mi papá que estaba viendo su partido de futbol de lo más tranquilo. ¡Luís ven acá! Gritó, ¡El bebe se ha tragado una moneda! Exclamó. Mi papá lo vio a Luís y al abrirle la boca también vio la moneda en su garganta. Mi mamá se deshacía en explicaciones y mi papá en preguntas. Al final ambos me dejaron con mis abuelos y se fueron embalados con Luís al doctor. Mi mamá en la clínica donde llevaron a Luís hizo un escándalo. Un doctor examinó a Luís y al revisarle la garganta – Señora no se preocupe- Le dijo a mi mamá. – La moneda esta en una zona del esófago de su hijo que no compromete la vida de su hijo. No se ahogará. Cuando la moneda pasé de través del esófago de Luís a su estomago se expulsará automáticamente por el recto. Solo déle de comer cosas ásperas- El galeno a mi mamá le explicó.

¡Pero doctor no habla! Mi mamá contestó a lo que el galeno replicó –No se preocupe señora lo que sucede es que la moneda esta alojada en una zona donde comprime las cuerdas vocales de su hijo. Es por eso que Luis no habla pero cuando expulse la moneda volverá a hablar de lo más normal.

Mi mamá regreso con mi papá al día siguiente más aliviada, trajeron a Luís pero estaba mudo. Todo el mundo en mi casa pudo ver la moneda en la garganta de Luís. Mi mamá a cada rato veía la garganta de Luís y le hacía comer frutas y verduras ásperas como había dicho el médico. En dos días Luís pasó la moneda y luego de poco tiempo Luís expulsó la moneda a través del recto como había dicho el médico. Mi mamá revisó sus heces y encontró la moneda y la guardo.

Hace poco, haciendo limpieza, la encontré oxidada y por eso comparto con ustedes esta historia que espero sea de su agrado y espero seguir compartiendo con ustedes otras perlitas de mi hermano.

Otras Perlitas de Luís

Mi hermano Luís una vez de chiquito después de haber regresado con mi mamá de la peluquería donde le cortaron el pelo al verme a mi cortarme un poquito del cerquillo con las tijeras de la empleada quiso hacer lo mismo. El gilipollas lo hizo pero tan mal que arruinó la labor del peluquero que poquísimo tiempo antes le había cortado bien el pelo. Mi mamá al ver que se veía recontra trinchudo fue a reclamarle al peluquero. Este deslindo responsabilidad pues el no le había cortado así a mi hermano. Le había cortado bien. Tanto le preguntaron a Luís el peluquero y mi mamá quien le había cortado así que Luís acusó a la empleada. Mi mamá fue a reclamarle y ahí se enteró que no había sido la empleada quien le había cortado el pelo en esa forma, sino el mismo el que se había cortado. Mi papá y mi mamá le dijeron a la empleada como era posible que ella no lo haya estado vigilando y ambos exclamaban ¡Ha quedado como trinchudo! Ambos estuvieron medio molestos y a Luis tuvieron que cortarle el pelo otra vez. Todo por que el gilipollas se jodió el cabello el solito. JaJaJaJaJa.

Otra perlita de Luís fue cuando este se quemó la mano por tratar de prender la cocina. Era el tiempo del primer gobierno del panzón García y a cada rato había apagones tanto así que mi mamá compraba velas a cada rato. Como a veces se iba la luz las velas se prendían con fósforo. Un día en que no había fósforos la empleada utilizó un papel periódico para encender la cocina. Acercó el papel periódico enrollado a una vela y cuando este se prendió inmediatamente lo acerco a la hornilla de la cocina para prenderla. Mi hermano había visto eso y quiso hacerlo el mismo. Y llegó el día en que mi mamá tenía que ir a comprar leche a una tienda que estaba muy cerca de la casa, solo había que cruzar la pista. Como no había luz las velas estaban prendidas y mi mamá dejó solo un ratito a Luís para ir a comprar la leche. Cuando regreso apenas 5 minutos después encontró al gilipollas llorando. El monse trató de prender la cocina de la misma forma que la empleada pero en vez de usar un papel periódico el zonzo agarró un pedazo de papel higiénico y ya saben lo que pasó. El papel higiénico se quemó inmediatamente y le llegó a su mano. Y cuando mi mamá llegó poco tiempo después encontró al gilipollas llorando. JaJaJaJaJa
Bueno espero que estos relatos de mi niñez hayan sido de su agrado, sino pues pa que leen zonzos. Espero que este relato y otros más que voy a publicar sobre las travesuras de mi hermano Luís les traigan tanta gracia como me la traen a mí. ¡Ah tiempos que no volverán! Saludos a todos.